martes, 11 de noviembre de 2014

Elaboración del duelo tras una pérdida por fallecimiento, divorcio, separación o ruptura

El Duelo es la reacción normal después de la muerte o pérdida de un ser querido. Su intensidad y duración depende de muchos factores, del tipo de muerte o separación (esperada o repentina, apacible o violenta..), de la intensidad de la unión con la persona que hemos perdido, de las características de la relación, de la edad… y sobre todo de uno mismo.

Para superar la reacción que conlleva una pérdida ya sea por fallecimiento, separación, divorcio o ruptura, debemos “elaborar el duelo”. Es decir, debemos tomar conciencia del vacío que nos ha dejado la pérdida, valorar su importancia y aprender a soportar el sufrimiento y la frustración que comporta.

Podemos decir que hemos completado un duelo cuando somos capaces de recordar a la persona que hemos perdido sin sentir dolor, cuando hemos aprendido a vivir sin él o ella, cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra energía en la vida y en los seres queridos que aún continúan con nosotros.

No existe un tiempo fijo para vivir el duelo. Cada cual necesitará su tiempo. Y sólo tú puedes marcar el tiempo que necesitas para considerarte recuperado, pero siempre debes recordar que existen formas de afrontarlo y superarlo.


Etapas de elaboración del DUELO: (Dra. E. Ross)

1. Negación y aislamiento: La negación nos permite amortiguar el dolor ante una noticia inesperada e impresionante; permite recobrarse. Es una defensa provisional y pronto será sustituida por una aceptación parcial: “no podemos mirar al sol todo el 
tiempo”.

2. Ira: La negación es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento; surgen todos los por qué. Es una fase difícil de afrontar porque la ira se desplaza en todas direcciones, aún injustamente. Las quejas son continuas y suelen ir acompañadas de críticas de las personas más cercanas. Luego pueden responder con dolor y lágrimas, culpa o vergüenza y rencor. La familia y quienes los rodean no deben tomar esta ira como algo personal para no reaccionar en consecuencia con más ira, lo que fomentará la conducta hostil del doliente.

3. Pacto o negociación: Ante la dificultad de afrontar la difícil realidad, mas el enojo con la gente y con Dios, surge la fase de intentar llegar a un acuerdo para intentar superar la traumática vivencia.

4. Depresión: Cuando no se puede seguir negando la persona se debilita, adelgaza, aparecen otros síntomas y se verá invadida por una profunda tristeza. Es un estado, en general, temporario y preparatorio para la aceptación de la realidad en el que es contraproducente intentar animar al doliente y sugerirle mirar las cosas por el lado positivo. Esto significaría que no debería pensar en su duelo y sería absurdo decirle que no esté triste. Si se le permite expresar su dolor, le será más fácil la aceptación final y estará agradecido de que se lo acepte sin decirle constantemente que no esté triste. Es una etapa en la que se necesita mucha comunicación verbal, se tiene mucho para compartir. Tal vez se transmite más acariciando la mano o simplemente permaneciendo en silencio a su lado. Son momentos en los que la excesiva intervención de los que lo rodean para animarlo, le dificultarán su proceso de duelo.

5. Aceptación: Quien ha pasado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus sentimientos -su envidia por los que no sufren este dolor, la ira y la depresión- contemplará el próximo devenir con más tranquilidad. No hay que confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz: en un principio está casi desprovista de sentimientos. Comienza a sentirse una cierta paz, se puede estar bien solo o acompañado, no se tiene tanta necesidad de hablar del propio dolor… la vida se va imponiendo.


6. Esperanza: Es la que sostiene y da fortaleza al pensar que se puede estar mejor y se puede promover el deseo de que todo este dolor tenga algún sentido; permite poder sentir que la vida aún espera algo importante y trascendente de cada uno. Buscar y encontrar una misión que cumplir es un gran estímulo que alimenta la esperanza.


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